Una historia de lucha, pérdida y determinación inquebrantable, definida por la fe eterna de un hombre y su devoción efervescente. En esta primera parte de nuestra serie renovada In My Own Words de jugadores, Rafael Cabral comparte con nosotros la historia de su devenir.
Sorocaba es una ciudad que estĂĄ a una hora y media en coche de SĂŁo Paulo, en Brasil.
AhĂ es donde nacĂ.
NacĂ en una familia muy unida, con mi papĂĄ, mi mamĂĄ, y tengo un hermano mayor que yo.
Es una ciudad bonita y ahora estĂĄ creciendo. En ese entonces habĂa solo unas 500.000 personas, ÂĄpero ahora hay alrededor de un millĂłn! EstĂĄ creciendo porque estĂĄ cerca de SĂŁo Paulo, asĂ que mucha gente se muda de allĂĄ para vivir en Sorocaba, y luego conduce hasta SĂŁo Paulo para trabajar y vuelve a Sorocaba porque Sorocaba es mĂĄs segura.
Toda mi familia es de ahĂ. Todos son originalmente de SĂŁo Paulo, pero mi madre se mudĂł cuando era joven porque mi abuelo trasladĂł a la familia para trabajar en Sorocaba, asĂ que toda mi familia estaba en Sorocaba y mi vida era con ellos. Me quedĂ© allĂ hasta los 13 años, cuando me fui para jugar al fĂștbol. Somos una familia muy unida.
TambiĂ©n conocĂ a Vanessa (mi esposa) ahĂ. Ella se mudĂł a Sorocaba cuando tenĂa como 10 o 12 años, mĂĄs o menos, pero la conocĂ cuando ella tenĂa 14 y yo 16.
Creciendo, tenĂa amigos del colegio, pero no tenĂa mucha vida fuera de la escuela porque estaba completamente enfocado en estudiar y entrenar fĂștbol. EmpecĂ© a entrenar muy temprano, asĂ que ni siquiera iba a las fiestas de mis amigos ni nada, porque siempre tenĂa que entrenar. Era escuela por la mañana, entrenamiento por la tarde y dormir por la noche, una y otra vez durante la semana, y los fines de semana eran con mi familia.
TenĂa seis años cuando empecĂ© a jugar al fĂștbol, y esa pasiĂłn la heredĂ© de mi papĂĄ porque Ă©l tambiĂ©n querĂa ser futbolista. Pero su padre falleciĂł cuando Ă©l tenĂa 14 años y su madre era una mujer muy sencilla, asĂ que dejĂł de intentar jugar al fĂștbol para trabajar y mantener a su familia, porque en aquel entonces el fĂștbol no daba mucho dinero y Ă©l no tenĂa la ayuda ni los recursos para intentarlo. Y entonces me dio todo a mĂ. Lo que Ă©l no tuvo, me lo dio a mĂ.
Ăl me dio todo. Lo que mi papĂĄ no tuvo, me lo dio a mĂ.
- Rafael Cabral
Mi mamĂĄ era profesora en la escuela en la que yo estudiaba. Era la mejor escuela de la ciudad y era cara, pero yo podĂa estudiar allĂ porque ella trabajaba ahĂ. Cuando le dije que querĂa ser futbolista, me dijo que sĂ, que podĂa jugar, pero que âtenĂ©s que prometerme que vas a estudiar,â porque, de nuevo, en esa Ă©poca ser futbolista no era una opciĂłn segura, asĂ que le prometĂ que iba a estudiar. Me dijo que al menos querĂa que terminara la secundaria, y le prometĂ que sĂ, que lo iba a hacer.
Mi relaciĂłn con mi mamĂĄ era increĂble, Ă©ramos muy cercanos. Ella sabĂa cĂłmo enseñar y guiar a las personas y, ademĂĄs, trabajaba en mi escuela, asĂ que siempre estaba presente. Me dio todo: amor, apoyo, educaciĂłn. Y ella y mi papĂĄ me pusieron en el camino correcto, me enseñaron a ser un buen ser humano, un buen padre, un futbolista, un profesional⊠todo.
Ella solĂa ver cada uno de los partidos que yo jugaba. EmpecĂ© a jugar como arquero cuando tenĂa seis años, era un niño, y recuerdo que cuando jugaba en el colegio, durante cada partido siempre la buscaba con la mirada, me distraĂa de lo que pasaba en la cancha, y cada vez ella me decĂa: âÂĄNo, no, no Rafa, mirĂĄ la cancha! ÂĄMirĂĄ la cancha!â AsĂ que cada vez que mi equipo atacaba, yo la miraba a ella y me decĂa: âÂĄMirĂĄ la cancha!â [risas]. Es lindo recordarlo. Fue hermoso.
Ella me enseñó tantas cosas buenas y fui bendecido por tenerla como madre. No encuentro las palabras para describirla completamente, la verdad, porque fue maravillosa.
Pero cuando yo tenĂa 10 años, supimos que tenĂa cĂĄncer, y fueron tres años duros y difĂciles porque estaba recibiendo tratamiento y tratando de curarse. Pero, lamentablemente, cuando yo tenĂa 13 años, falleciĂł, y entonces quedamos solo mi hermano, mi papĂĄ y yo. Mi papĂĄ hizo todo por nosotros, sinceramente.
Pero mi mamĂĄ siempre fue muy estricta con el tema de los estudios, y eso sin duda me ayudĂł mucho porque, normalmente, en Brasil los niños solo piensan en el fĂștbol y no estudian. Es solo fĂștbol y nada mĂĄs. AsĂ que despuĂ©s de que ella falleciĂł âporque le habĂa prometido que iba a seguir estudiandoâ estudiĂ© y terminĂ© la secundaria, y despuĂ©s de terminar pensĂ©: âNo, voy a hacer mĂĄs de lo que le prometĂ,â asĂ que tambiĂ©n hice la universidad desde entonces. Fue algo lindo. Pero claro, fue poco tiempo porque vivĂ con ella solo 13 años, y fue muy duro, pero me dio todo lo que necesitaba para ser quien soy hoy.
Me mudĂ© inmediatamente despuĂ©s de eso. HabĂa recibido una oferta para jugar en BahĂa, en Salvador âes un club grande en Brasilâ, en su academia, y toda mi familia estaba en contra porque acababa de perder a mi mamĂĄ, asĂ que todos decĂan que no debĂa ir porque Salvador estĂĄ muy lejos de mi ciudad y estarĂa completamente solo viviendo allĂĄ.
Pero mi papĂĄ se opuso a todos. Dijo: âNo, si Ă©l quiere ir, va a ir porque es su sueño.â Me dijo: âBueno, tu mamĂĄ acaba de fallecer, asĂ que es duro. No quiero estar lejos de ti tambiĂ©n,â y yo le dije que era mi sueño pero le preguntĂ© si podĂa volver a casa si las cosas no salĂan bien, y Ă©l me dijo: âPor supuesto que puedes.â Siempre me dio la opciĂłn y me dio todo su apoyo. Fui bendecido en ese sentido. Y mi papĂĄ vio cada uno de mis partidos desde que tenĂa 13 o 14 años hasta que juguĂ© profesionalmente en Brasil. Incluso en viajes largos para partidos lejanos. Siempre que podĂa, manejaba como seis horas para ver mis partidos. Es increĂble. Hace unos dĂas me mandĂł un mensaje diciĂ©ndome cuĂĄnto extrañaba ver mis entrenamientos. Ama el fĂștbol, y le encantaba ver mis entrenamientos.
Cuando me fui, claro que al principio tenĂa un poco de miedo, pero solo pensaba en mi sueño y estaba seguro de que necesitaba hacer eso para convertirme en futbolista profesional. Me mudĂ© al comienzo del año. Luego, en mayo, vi a mi papĂĄ de nuevo cuando vino para mi cumpleaños, pero despuĂ©s de que se fue no lo volvĂ a ver hasta final de año, asĂ que solo lo veĂa una vez al año.
Pero cuando lo miro en retrospectiva, fue una gran experiencia porque fue la primera vez que no tenĂa casi nada. No tenĂa dinero, comĂa lo mismo todos los dĂas, y vi a muchos amigos mĂos hacer cosas malas, pero yo solo pensaba en seguir haciendo lo correcto, entrenando y dando lo mejor de mĂ. Creo que fue, para mĂ, una experiencia importante.
BahĂa fue increĂble porque juguĂ© allĂ durante dos años y aprendĂ mucho. Es un club grande en Brasil, asĂ que fue la primera vez que tuve contacto y experiencia con un club grande y con su aficiĂłn. Era joven, pero fue increĂble porque aprendĂ a vivir solo, y aprendĂ a valorar mĂĄs las cosas, asĂ que para mĂ fue importante para mi desarrollo como hombre y, por supuesto, en lo futbolĂstico tambiĂ©n fue bueno.
Ahora que yo mismo soy papĂĄ, entiendo lo fuerte que fue mi padre durante todo ese tiempo porque realmente me apoyĂł. Yo fui allĂ solo con un sueño. No me pagaban por jugar, me daban alojamiento y comida. Pero en Brasil, asĂ es como funciona: tienes que empezar temprano, jugar y desarrollarte dentro de un club, con buenos entrenadores, y eso me ayudĂł mucho, pero recuerdo que no fue fĂĄcil porque estaba triste y me sentĂa solo. Pero creo que el fĂștbol me salvĂł porque era mi gasolina. Era mi sueño. Me mantuvo en el camino correcto porque, en mi mente, siempre supe que si hacĂa algo malo, no me convertirĂa en profesional. Si bebĂa, no serĂa profesional, o si consumĂa drogas, no serĂa profesional, asĂ que siempre tenĂa eso presente tambiĂ©n.
El fĂștbol me salvĂł porque era mi gasolina. Era mi sueño.
- Rafael Cabral
Cuando tenĂa 16 años, dejĂ© BahĂa y me unĂ a Ituano, y este nuevo club estaba mĂĄs cerca de mi casa. TenĂa 16 años y jugaba con la Sub-20, asĂ que jugaba contra chicos cuatro años mayores que yo. Durante este periodo, mi representante me llamĂł y me dijo que podĂa llevarme a una prueba en Santos, asĂ que decidĂ ir. Me quedĂ© en Santos alrededor de una o dos semanas antes de que el club se fuera de vacaciones, asĂ que me dijeron que volviera a casa y regresara al año siguiente para seguir probando y ver si podĂa quedarme de forma permanente o no, asĂ que volvĂ a casa.
Durante esas vacaciones, conocĂ a Vanessa.
Recuerdo todo como si fuera ayer, soy un romĂĄntico [risas]. La conocĂ en mi calle, cerca de la casa de mi abuela, y tenĂamos algunos amigos en comĂșn, asĂ que empezamos a hablar y nos hicimos amigos. IntentĂ© salir con ella, pero ella realmente no me conocĂa. DespuĂ©s de que empezamos a hablar, ella supo que yo me irĂa de nuevo a Santos ây Santos estĂĄ como a dos horas y media de distanciaâ, asĂ que cuando se enterĂł de eso, me dijo que no querĂa nada conmigo porque estarĂa lejos de ella y estarĂa solo. AsĂ que volvĂ el año siguiente y seguĂ entrenando. Cuando volvĂ a casa de nuevo y hablamos, empezamos a salir y se convirtiĂł en mi novia despuĂ©s de tres meses, y hemos estado juntos desde entonces.
Nunca fue fĂĄcil estar lejos porque yo entrenaba, y cuando estaba en Santos, ganaba dinero y lo gastaba todo para ir a casa y volver a verla porque la veĂa todos los fines de semana. Pero siempre tuvimos una relaciĂłn muy buena, la verdad, y nos casamos jĂłvenes âella tenĂa 18 y yo 21â porque empezamos temprano, asĂ que estĂĄbamos seguros de que debĂamos estar juntos.
Recuerdo (cuando le propuse matrimonio), estĂĄbamos en su casa. Fue algo sencillo, y Ă©ramos jĂłvenes, pero yo la amaba y mi papĂĄ tambiĂ©n hablĂł conmigo, y, por supuesto, nuestras familias sabĂan que tenĂamos una buena relaciĂłn. Ella venĂa de una buena familia tambiĂ©n, asĂ que mi suegra es como una madre para mĂ en la forma en que me trata, y yo tenĂa un muy buen ejemplo en mi casa de lo que es un buen matrimonio y de cĂłmo ser un hombre y un buen esposo, tambiĂ©n por parte de mi mamĂĄ, asĂ que la familia siempre fue mi primer sueño, y conocĂ a Vanessa y fue perfecto.
Cuando finalmente tuvimos a nuestro primer hijo, fue el mejor sentimiento de mi vida. Estuvimos intentando ser padres durante dos años pero no podĂamos, y empezamos a preocuparnos un poco pensando: âDios mĂo, Âżhay algo mal conmigo o con Vanessa?â
Durante dos años lo intentamos y no podĂamos, pero nos hicimos muchos exĂĄmenes y todo saliĂł bien, asĂ que entendimos que todo era en el tiempo de Dios y empezamos a orar. Todos los dĂas a las 5 a.m. orĂĄbamos juntos por nuestro sueño, y despuĂ©s de un mes de hacer eso, ÂĄVanessa quedĂł embarazada! ÂĄY fue increĂble! Nuestra hija naciĂł en 2017. Yo tenĂa 27 años y Vanessa 25.
Estar casada con un futbolista profesional fue muy difĂcil para Vanessa porque yo siempre jugaba unos pocos años en los clubes a los que iba, pero nunca es fĂĄcil mudarse de club y de ciudad, y a veces de paĂs. Yo estaba acostumbrado a vivir solo desde los 13 años, pero para ella, por supuesto, fue difĂcil. Pero, quiero decir, si no fuera por ella, yo no estarĂa aquĂ hoy, eso es seguro, porque yo no tenĂa nada, todo lo construimos juntos. AsĂ fue, nos casamos y, con mi carrera, ella siempre estuvo conmigo, apoyĂĄndome, y en Brasil eso es difĂcil porque se viaja mucho. Hay muchos partidos y mucha presiĂłn todo el tiempo, pero ella siempre me ayudĂł en todo. Es mi mejor amiga y estoy seguro de que yo tambiĂ©n soy el suyo.
Si no fuera por ella (Vanessa), no estarĂa aquĂ hoy, eso es seguro, porque yo no tenĂa nada. Todo lo construimos juntos⊠ella es mi mejor amiga.
- Rafael Cabral
La fe siempre ha sido importante para nosotros también. Yo era católico al principio porque mi familia es católica, pero algo ocurrió cuando era joven que me cambió.
Me habĂa unido a Santos de forma permanente cuando tenĂa 16 años, y estaba entrenando bien, jugando bien y progresando en la academia, asĂ que cuando tenĂa 17 años me ofrecieron un contrato. Me llamaron y me dijeron: âMira, estamos contentos contigo y te vamos a ofrecer un contratoâ, asĂ que aceptĂ©, y asĂ fue como firmĂ© mi primer contrato.
DespuĂ©s de eso, antes de empezar a jugar con el primer equipo, tuve ofertas de otros clubes para irme, pero jugar para Santos, para mĂ, era como un sueño: jugar para el club de PelĂ©. Era algo enorme para mĂ, asĂ que, por supuesto, me quedĂ©. Firmar el primer contrato fue el primer paso, y sabĂa que aĂșn no habĂa jugado en el primer equipo, pero estaba muy feliz porque significaba que por primera vez iba a recibir un salario. Ahora me estaban pagando por mi trabajo, por mi sueño, asĂ que estaba muy feliz.
DespuĂ©s de un tiempo, un dĂa durante un entrenamiento matutino â cuando tenĂa 19 años â el entrenador me llamĂł y me dijo que me iba a dar mi primera oportunidad de jugar con el primer equipo en el prĂłximo partido. Me dijo: âMira, vas a jugar el sĂĄbadoâ.
Finalmente, después de tanto tiempo, iba a ser mi primer partido oficial con Santos, uno de los clubes mås grandes de Brasil, ¥asà que estaba muy emocionado!
Luego, ese mismo dĂa, tuvimos entrenamiento por la tarde, y esa misma tarde, me rompĂ la pierna.
Estaba tan triste â y tenĂa miedo. DespuĂ©s de eso me hicieron una cirugĂa, y despuĂ©s de la operaciĂłn, el mĂ©dico me dijo que iba a necesitar entre seis y nueve meses para sanar completamente, asĂ que solo dije âEstĂĄ bien, no pasa nada,â pero fue muy duro.
Durante ese periodo, yo estaba asistiendo a reuniones donde hablaban de JesĂșs y mi vida estaba cambiando, pero tenĂa miedo. No sabĂa si mi pierna volverĂa a estar bien o no. Fue muy duro porque unas horas antes me habĂan dicho que iba a jugar para uno de los clubes mĂĄs grandes de Brasil, y de repente me rompĂ la pierna y ahora me decĂan que serĂan entre seis y nueve meses antes de poder jugar de nuevo. No sabĂa si mi pierna volverĂa a estar lo suficientemente bien, o si el club ficharĂa a otro portero para reemplazarme porque, siendo un club grande, fichan jugadores todo el tiempo. Es muy fĂĄcil para ellos contratar jugadores porque todos quieren jugar allĂ, asĂ que no sabĂa si alguna vez tendrĂa otra oportunidad. Fue el momento mĂĄs difĂcil de mi carrera porque no sabĂa quĂ© iba a pasar. Y la lesiĂłn tambiĂ©n fue dura âel tratamiento, la fisioterapia, todas esas cosas fueron muy dolorosas, y yo estaba completamente solo en Santos. TenĂa 19 años.
En ese momento, empecĂ© a leer la Biblia y a orar, y tambiĂ©n comencĂ© a ir a la iglesia âtodo eso combinado con las reuniones sobre JesĂșsâ y me volvĂ evangĂ©lico. DespuĂ©s de que los mĂ©dicos me dijeron que necesitarĂa entre seis y nueve meses, seguĂ orando por todo, leyendo la Biblia y recibiendo mi tratamiento, y luego, ÂĄdespuĂ©s de solo tres meses, mi pierna se curĂł! Los mĂ©dicos y todos en el club dijeron: âÂĄTu pierna estĂĄ muy bien! Tienes que hacerte algunos exĂĄmenes para asegurarnos de que todo estĂ© bienâ, asĂ que me hice todo. Me hicieron muchas pruebas: radiografĂa, resonancia magnĂ©tica, todo. ÂĄY todas mostraron que mi pierna estaba curada! AsĂ que vivĂ esa experiencia, me quedĂ© allĂ orando, y en tres meses, mi pierna se curĂł y comencĂ© a jugar de nuevo inmediatamente despuĂ©s.
Vanessa todavĂa era mi novia en ese momento y vio todo. Ella vio el milagro, y despuĂ©s de eso, tomĂł el mismo camino y tambiĂ©n se volviĂł evangĂ©lica. Tengo otra experiencia tambiĂ©n, pero esa fue la primera y, desde entonces, nuestra fe ha sido lo mĂĄs importante para nosotros.
Me rompĂ la pierna y los mĂ©dicos me dijeron que necesitarĂa entre seis y nueve meses para sanar completamente, asĂ que empecĂ© a orar, a leer la Biblia y a recibir mi tratamiento, ÂĄy despuĂ©s de solo tres meses mi pierna estaba curada!
- Rafael Cabral
Cuando regresĂ©, me sentĂa tan bien que parecĂa como si nunca me hubiera pasado nada en la pierna. VolvĂ en diciembre, y normalmente diciembre es una Ă©poca de vacaciones en Brasil, asĂ que pasĂ© todo ese mes trabajando mucho y, cuando el equipo regresĂł, yo ya estaba muy en forma. Estaba entrenando bien, pero ahora era el cuarto portero porque habĂa perdido mi lugar. Pero me quedĂ©, seguĂ entrenando, y despuĂ©s de unos dos o tres meses, me dieron la oportunidad nuevamente de jugar.
DespuĂ©s de la lesiĂłn, lo primero que sentĂ fue simplemente alivio porque estaba completamente sano de nuevo âtotalmente recuperado y con salud para seguir haciendo lo que amoâ, y lo segundo fue felicidad por seguir teniendo la oportunidad, porque cuando eres joven, siempre intentas trabajar duro y dar lo mejor de ti, pero yo necesitaba que alguien creyera en mĂ y me diera la oportunidad. AsĂ que cuando finalmente la tuve de nuevo, y el entrenador tomĂł la decisiĂłn de que yo jugara, fui muy feliz.
En ese momento, yo era joven para ser portero, especialmente para jugar en un club grande en Brasil, pero sabĂa que era mi turno y mi oportunidad, y recuerdo la sensaciĂłn de estar en el estadio (en mi primer partido). La sensaciĂłn fue increĂble.
Mi primer partido terminĂł cero a cero, asĂ que mantuve el arco en cero y recuerdo que despuĂ©s del partido muchas personas me dijeron âÂĄDios mĂo, solo tienes 20 años y juegas como si tuvieras 35!â porque ese era mi sueño, por el que habĂa trabajado tan duro. Toda mi vida, por unos 14 años âporque empecĂ© cuando tenĂa seisâ trabajĂ© muy duro para ese momento, asĂ que estaba muy emocionado.
Estaba tan feliz porque me dieron la oportunidad de nuevo y cuando llamĂ© a mi papĂĄ para decirle que finalmente iba a jugar, Ă©l estaba muy nervioso porque no es fĂĄcil âser el papĂĄ de un arquero es duroâ pero todos estĂĄbamos muy felices.
DespuĂ©s de eso, supe que lo demĂĄs dependĂa de mĂ. Era mi trabajo hacerlo bien. Ese fue solo el primero, pero tuve la oportunidad de jugar muchos partidos mĂĄs despuĂ©s de eso y, por supuesto, todo saliĂł perfectamente. JuguĂ© durante uno de los mejores periodos de la historia de Santos porque nuestro equipo era muy bueno. Ganamos seis tĂtulos en tres años increĂbles y luego tambiĂ©n empecĂ© a ir a la selecciĂłn nacional, asĂ que en unos tres o cuatro meses mi vida cambiĂł completamente.
En 2010, ganamos dos grandes trofeos, y luego, en 2011, volvimos a la Copa Libertadores, que es el campeonato mĂĄs importante para los clubes brasileños. TambiĂ©n era importante para el club porque la Ășltima vez que Santos habĂa ganado la Libertadores fue cuando PelĂ© jugaba (48 años antes, en 1963), pero ese año finalmente logramos ganarla de nuevo y me convertĂ en el portero mĂĄs joven, incluso hasta ahora, en ganar la Libertadores, asĂ que las cosas cambiaron muy rĂĄpido porque nuestro equipo era tan bueno y estĂĄbamos ganando todo. Por todo el paĂs, todo el mundo querĂa ver jugar a Santos. Incluso si jugĂĄbamos en otro paĂs, por ejemplo, en El Salvador, el aeropuerto y el estadio se llenaban. Todos estaban viendo a Santos.
Eso me ayudĂł porque estĂĄbamos jugando bien y, nuevamente, yo era joven, asĂ que la selecciĂłn de Brasil me convocĂł y fue increĂble porque ser futbolista profesional ya es difĂcil, pero Âżrepresentar a Brasil tambiĂ©n? Tenemos tantos grandes jugadores. Mi papĂĄ, seguro, llorĂł cuando se enterĂł. Simplemente fue increĂble.
Cuando tuve mi primera oportunidad de jugar (por Brasil) en 2012, ya habĂa sido convocado muchas veces antes, asĂ que solo estar allĂ, entrenando con jugadores como KakĂĄ y Ronaldinho, esos tipos de jugadores, fue increĂble. Ese año empezamos a prepararnos para los OlĂmpicos, que es para jugadores Sub-23, y el entrenador estaba tratando de ver quĂ© jugadores llevar para representar a Brasil.
En ese momento, yo era el segundo portero, pero luego tuve la oportunidad de jugar contra Estados Unidos en Washington. ÂĄEste partido, para mĂ, fue tan bonito porque fue mi primera apariciĂłn! ÂĄY estaba jugando para Brasil, contra Estados Unidos, en Washington, en un gran estadio! Fue increĂble. Ganamos el partido 4-1 y ese fue mi sueño hecho realidad.
DespuĂ©s del partido, no lo podĂa creer. Estaba pensando para mĂ mismo: âÂĄNo, no puedo creer que hice eso!â Fue algo muy bonito. Y desde entonces he jugado cuatro partidos para Brasil y en otras ocasiones â muchas veces â fui el segundo o tercer portero, pero ese partido para mĂ fue simplemente increĂble.
Hoy en dĂa, cuando miro atrĂĄs y recuerdo mi infancia, dejĂ© mi hogar y me fui a jugar para el Santos, completamente solo, cuando tenĂa 16 años, y hasta el dĂa de hoy todavĂa los veo y los apoyo. Amo muchĂsimo al club.
Santos cambió mi vida, mi sueño. Me dieron oportunidades y me dieron mi sueño.